En 1712 fue fundada la comunidad San Francisco del Rosario, hoy conocida como Chacalapa. Cuenta la historia que fue fundada por 12 familias negras de esclavos que desertaron de las haciendas que había en Chinameca, propiedad de los españoles. Otros dicen que los primeros fundadores fueron dos hombres y dos mujeres de la familia Rueda, procedentes del estado de Tabasco, después esta familia fue creciendo hasta que la mayoría de los que poblaban la comunidad llevaban el apellido Rueda, por tal motivo en un determinado tiempo le nombraban a la comunidad San Francisco de los Rueda. Muchos otros aseguran que los primeros pobladores fueron personas de origen africano, que traían los españoles en sus barcos, y que estos escaparon de ahí al llegar a tierra firme, en Puerto México (hoy conocido como Coatzacoalcos), dicen que estos empezaron a construir pequeñas casas entre el monte, pues no querían ser encontrados.
2.1 Naturaleza
Anteriormente la tierra era muy fértil, se daba todo lo que se sembraba y se daba en abundancia, hasta se echaban a perder. En la época de la colonia, se impulsaron las plantaciones azucareras, tabacaleras y ganaderas; aunque también sembraban: maíz, fríjol, ajonjolí, cilantro, calabaza, chile, papaya, sandía, yuca, camote, jicama, arroz, cacahuate, tomate y en el siglo XIX se suma la producción de café, siendo este el más cultivado, hasta los años 90’s. Por lo regular practicaban el policultivo, pues creían que estas plantas no se perjudicaban entre sí, además de que beneficiaban a la tierra abonándola, cuando dejan caer sus hojas.
Los ríos y arroyos no estaban contaminados y además existían diversos manantiales, los cuales no se secaban, en ellos se podían encontrar diversas especies como: jolotes, róbalos, guabina, mojarra, peje lagarto, tortuga blanca, tortuga pinta, galápago, tortugo lagarto, pochitoca, chopontil, lagartos, pero sin duda alguna lo que mas abundaba eran los camarones; que con solo meter la mano podían sacarlos.
El ejido, incluida la comunidad de Chacalapa, era considerada una selva, pues existía mucha vegetación, así como muchos animales silvestres los cuales llegaban al poblado; alguno de estos animales eran: el tepezcuintle, zerete, armadillo, venado, jabalí, conejo, tejon, chango, tigre, onsas, tuzas, panteras, gallinas guineas, guacamayas, zacuas, pito real, cardenal, pavo real, primavera (ave rosa), palomas de distintas, carpinteros, etc. Los animales llegaban al poblado por que la gente no les hacia daño, ni siquiera los espantaban.
Existían muchos árboles de caoba, cedro, roble, paqui, mangos, palo de hule, toyoyote, nanche, caimito, tamarindo, cacao, nacaste, jicaro, framboyán, vaina, chicozapote, zapote mamey, ciruelo, guachinique, tepozonte, almendro, guanábana, etc.
Los vientos y la lluvias anteriormente eran muy fuertes, pero los árboles los protegían un poco, de octubre a diciembre era la temporada del norte, mismos que tiraban las milpas; las precipitaciones eran muy abundantes y duraban de ocho a quince días, sin embargo en el mes de octubre no eran tan fuertes, pero todo el mes llovía (a estas lluvias les llamaban aguas norte). Debido a la precipitación de las lluvias los ríos crecían más, pero tenían fechas exactas para hacerlo, la gente ya estaba acostumbrada a estos fenómenos climatológicos.
Durante mucho tiempo la comunidad se sostuvo, básicamente, de la agricultura. el 7 de septiembre de 1888 un ciclón sacude la comunidad, derribando árboles y las montañas que se encontraban cerca de los arroyos. Los ríos y arroyos subieron su nivel, el agua alcanzó hasta 80 cm. de altura. Esto ocasionó la muerte de muchas aves y animales silvestres y domésticos. Mientras el desastre pasaba, el pueblo se refugió en la troje del señor Idelfonso Fernández; cuando volvieron al poblado y vieron todos los animales muertos la gente lloraba de tristeza por los daños causados por dicho desastre. A los enfermos los alimentaban con totopos y animales silvestres que provenían de la montaña. Actualmente cada 7 de septiembre en la iglesia católica, recuerdan este acontecimiento con una velada y la gente mayor que acude, cuenta lo que vivieron cuando eran niños, transmitiéndolo a las nuevas generaciones.
Años más tarde, en 1904 se propagó una plaga de langostas, que terminaron con las hojas de los árboles y con la cosecha del maíz y otros cultivos, pero como este problema también existía en otros estados, el gobierno federal tomó medidas correctivas para terminar con esta plaga y envió líquidos, bombas y láminas; las últimas fueron usadas como trampas. El poblado se quedó sin semillas de maíz, ante la falta de estas el joven Natividad Fernández fue comisionado para ir a la ciudad de Minatitlán a comprar semillas, pero sólo consiguió 7 kilogramos y de diferentes calidades, gracias a ello pudieron sembrar nuevamente.
“Posteriormente tuvieron un minucioso cuidado con la siembra del maíz, hasta que una nueva plaga: el saltón (eran los huevecillos de las langostas) los invadió. Las aguas de los ríos se llenaron de estos saltones, hasta no poder pescar ninguna especie. Afortunadamente esta nueva plaga no era tan resistente, ya que muchos saltones murieron en las aguas de los ríos y el resto en las playas de Pajapan”.
Lo que dejó esta plaga a su paso fue el tallo de matas como: el plátano, la papaya, la calabaza y otros árboles, los habitantes se tuvieron que adaptar a esta situación por tal motivo usaban lo antes mencionado para hacer tortillas y alimentarse; mientras que a los animales les daban calabaza y caña de azúcar.
Entre los años 1907 y 1908 una nueva epidemia mortal invadió al pueblo, “la viruela”, manifestándose en dos formas: la loca y la negra, que era la más peligrosa y los brotes que salían eran pequeños, mientras que los de la loca eran grandes y era menos peligrosa. Los enfermos evitaban comer carnes, los acostaban en hojas de plátano, les daban aguas fresca y atoles de masa.
Poco después de “la viruela”, una gripe con paludismo atacó a la comunidad, esta enfermedad acabó con muchas vidas de un día para otro. La curaban con jugo de limón y una fruta que se llama cebadilla.
2.2 Mundo Sagrado
Por los años 1800 los pobladores de la comunidad creían muchísimo en la brujería; usaban el aceite del Cristo de Otatitlán para contrarrestar las brujerías, aunque muchas veces lo usaban para cuestiones de amores, para ello usaban copal de Xiuht y cuerno de venado molido y quemado en el aceite antes mencionado, ellos creían que con esto atraían a las mujeres. También tenían una ceremonia fúnebre de origen africano; cuando había un difunto cuatro negros levantaban con el dedo índice, a otro que la hacía de muerto, de hombros, cuello y costillas diciendo por tres veces: “en nombre San Pedro y San Pablo vamos con este muerto”, y lo paseaban. Esto era penado por la Santa Inquisición, y por cada ceremonia promovían un juicio, a pesar de esto ellos lo seguían haciendo.
“La mañana del día domingo 5 de octubre de 1902, un polvillo grisáceo cubrió la atmósfera de toda la región. La población alarmada y sin una rápida explicación sobre esa lluvia de cenizas, enseguida brotó el pensamiento mágico y supersticioso a través de rumores, sobre un supuesto castigo divino. Pocas horas después se informa desde Minatitlán que las cenizas provenían del volcán Santa María, de Guatemala que se encontraba en erupción”.
Anteriormente cuando se moría un niño, hacían una fiesta, por que decían que el niño era un ángel, durante el mortuorio hacían fandangos, los sones que más tocaban eran: el palomo y la paloma, el pájaro carpintero, el jarabe loco, el fandanguito. Durante el sepelio tocaban el son del jarabe loco ya que tenían la creencia de que este son revivía a los muertos.
Para festejar a los fieles difuntos elaboraban altares con cañitas y globos, ya que e ese tiempo en la comunidad no conocían el papel picado, en el día elaboraban tamales mismos que se comían a media noche para convivir con los muertos.
En la comunidad existían muchos sabios, los cuales eran conocidos como brujos, hechiceros, espiritistas, curanderos, chamanes o nahuales; ellos tenían poderes sobrenaturales para sanar enfermos, invocar espíritus del más allá, adivinar, convertirse en animal u objeto. Algunos se convertían en vacas, guajolotes, burros, perros, racimo de plátano, cochina, cojudos, búhos, lechuzas, etc. Se dice que eran seres crueles, pues cuando tomaban la forma de algún animal lo hacían para espantar a las personas de carácter débil, entre otras cosas.
La población era católica (no existía ninguna otra religión en la comunidad), pero por ser un poblado pequeño el sacerdote venía una vez por mes al poblado a oficiar misa y esta la hacían en latín. Como la población era muy devota, confiaban mucho en los santos a los cuales les pedían favores y si les concedían lo que pedían, prometían hacerle una velada o velorio. Durante la celebración del antes mencionado, se hacían dos rosarios, uno en la noche y otro en la madrugada, la gente cantaba alabanzas y así amanecían, otros hacían fandangos, pero en ambos casos el respeto era la base primordial.
Muchos cuentan viejas historias de los chaneques y duendes, algunos dicen que talvez sean aires o espíritus malos que se apoderan de algo o de alguien cuando no se encomiendan a Dios, otros por el contrario, no creen en ellos y se refieren a estos como meras suposiciones, pues sólo han oído mencionarlos mas nunca han tenido una experiencia propia.
2.1 Naturaleza
Anteriormente la tierra era muy fértil, se daba todo lo que se sembraba y se daba en abundancia, hasta se echaban a perder. En la época de la colonia, se impulsaron las plantaciones azucareras, tabacaleras y ganaderas; aunque también sembraban: maíz, fríjol, ajonjolí, cilantro, calabaza, chile, papaya, sandía, yuca, camote, jicama, arroz, cacahuate, tomate y en el siglo XIX se suma la producción de café, siendo este el más cultivado, hasta los años 90’s. Por lo regular practicaban el policultivo, pues creían que estas plantas no se perjudicaban entre sí, además de que beneficiaban a la tierra abonándola, cuando dejan caer sus hojas.
Los ríos y arroyos no estaban contaminados y además existían diversos manantiales, los cuales no se secaban, en ellos se podían encontrar diversas especies como: jolotes, róbalos, guabina, mojarra, peje lagarto, tortuga blanca, tortuga pinta, galápago, tortugo lagarto, pochitoca, chopontil, lagartos, pero sin duda alguna lo que mas abundaba eran los camarones; que con solo meter la mano podían sacarlos.
El ejido, incluida la comunidad de Chacalapa, era considerada una selva, pues existía mucha vegetación, así como muchos animales silvestres los cuales llegaban al poblado; alguno de estos animales eran: el tepezcuintle, zerete, armadillo, venado, jabalí, conejo, tejon, chango, tigre, onsas, tuzas, panteras, gallinas guineas, guacamayas, zacuas, pito real, cardenal, pavo real, primavera (ave rosa), palomas de distintas, carpinteros, etc. Los animales llegaban al poblado por que la gente no les hacia daño, ni siquiera los espantaban.
Existían muchos árboles de caoba, cedro, roble, paqui, mangos, palo de hule, toyoyote, nanche, caimito, tamarindo, cacao, nacaste, jicaro, framboyán, vaina, chicozapote, zapote mamey, ciruelo, guachinique, tepozonte, almendro, guanábana, etc.
Los vientos y la lluvias anteriormente eran muy fuertes, pero los árboles los protegían un poco, de octubre a diciembre era la temporada del norte, mismos que tiraban las milpas; las precipitaciones eran muy abundantes y duraban de ocho a quince días, sin embargo en el mes de octubre no eran tan fuertes, pero todo el mes llovía (a estas lluvias les llamaban aguas norte). Debido a la precipitación de las lluvias los ríos crecían más, pero tenían fechas exactas para hacerlo, la gente ya estaba acostumbrada a estos fenómenos climatológicos.
Durante mucho tiempo la comunidad se sostuvo, básicamente, de la agricultura. el 7 de septiembre de 1888 un ciclón sacude la comunidad, derribando árboles y las montañas que se encontraban cerca de los arroyos. Los ríos y arroyos subieron su nivel, el agua alcanzó hasta 80 cm. de altura. Esto ocasionó la muerte de muchas aves y animales silvestres y domésticos. Mientras el desastre pasaba, el pueblo se refugió en la troje del señor Idelfonso Fernández; cuando volvieron al poblado y vieron todos los animales muertos la gente lloraba de tristeza por los daños causados por dicho desastre. A los enfermos los alimentaban con totopos y animales silvestres que provenían de la montaña. Actualmente cada 7 de septiembre en la iglesia católica, recuerdan este acontecimiento con una velada y la gente mayor que acude, cuenta lo que vivieron cuando eran niños, transmitiéndolo a las nuevas generaciones.
Años más tarde, en 1904 se propagó una plaga de langostas, que terminaron con las hojas de los árboles y con la cosecha del maíz y otros cultivos, pero como este problema también existía en otros estados, el gobierno federal tomó medidas correctivas para terminar con esta plaga y envió líquidos, bombas y láminas; las últimas fueron usadas como trampas. El poblado se quedó sin semillas de maíz, ante la falta de estas el joven Natividad Fernández fue comisionado para ir a la ciudad de Minatitlán a comprar semillas, pero sólo consiguió 7 kilogramos y de diferentes calidades, gracias a ello pudieron sembrar nuevamente.
“Posteriormente tuvieron un minucioso cuidado con la siembra del maíz, hasta que una nueva plaga: el saltón (eran los huevecillos de las langostas) los invadió. Las aguas de los ríos se llenaron de estos saltones, hasta no poder pescar ninguna especie. Afortunadamente esta nueva plaga no era tan resistente, ya que muchos saltones murieron en las aguas de los ríos y el resto en las playas de Pajapan”.
Lo que dejó esta plaga a su paso fue el tallo de matas como: el plátano, la papaya, la calabaza y otros árboles, los habitantes se tuvieron que adaptar a esta situación por tal motivo usaban lo antes mencionado para hacer tortillas y alimentarse; mientras que a los animales les daban calabaza y caña de azúcar.
Entre los años 1907 y 1908 una nueva epidemia mortal invadió al pueblo, “la viruela”, manifestándose en dos formas: la loca y la negra, que era la más peligrosa y los brotes que salían eran pequeños, mientras que los de la loca eran grandes y era menos peligrosa. Los enfermos evitaban comer carnes, los acostaban en hojas de plátano, les daban aguas fresca y atoles de masa.
Poco después de “la viruela”, una gripe con paludismo atacó a la comunidad, esta enfermedad acabó con muchas vidas de un día para otro. La curaban con jugo de limón y una fruta que se llama cebadilla.
2.2 Mundo Sagrado
Por los años 1800 los pobladores de la comunidad creían muchísimo en la brujería; usaban el aceite del Cristo de Otatitlán para contrarrestar las brujerías, aunque muchas veces lo usaban para cuestiones de amores, para ello usaban copal de Xiuht y cuerno de venado molido y quemado en el aceite antes mencionado, ellos creían que con esto atraían a las mujeres. También tenían una ceremonia fúnebre de origen africano; cuando había un difunto cuatro negros levantaban con el dedo índice, a otro que la hacía de muerto, de hombros, cuello y costillas diciendo por tres veces: “en nombre San Pedro y San Pablo vamos con este muerto”, y lo paseaban. Esto era penado por la Santa Inquisición, y por cada ceremonia promovían un juicio, a pesar de esto ellos lo seguían haciendo.
“La mañana del día domingo 5 de octubre de 1902, un polvillo grisáceo cubrió la atmósfera de toda la región. La población alarmada y sin una rápida explicación sobre esa lluvia de cenizas, enseguida brotó el pensamiento mágico y supersticioso a través de rumores, sobre un supuesto castigo divino. Pocas horas después se informa desde Minatitlán que las cenizas provenían del volcán Santa María, de Guatemala que se encontraba en erupción”.
Anteriormente cuando se moría un niño, hacían una fiesta, por que decían que el niño era un ángel, durante el mortuorio hacían fandangos, los sones que más tocaban eran: el palomo y la paloma, el pájaro carpintero, el jarabe loco, el fandanguito. Durante el sepelio tocaban el son del jarabe loco ya que tenían la creencia de que este son revivía a los muertos.
Para festejar a los fieles difuntos elaboraban altares con cañitas y globos, ya que e ese tiempo en la comunidad no conocían el papel picado, en el día elaboraban tamales mismos que se comían a media noche para convivir con los muertos.
En la comunidad existían muchos sabios, los cuales eran conocidos como brujos, hechiceros, espiritistas, curanderos, chamanes o nahuales; ellos tenían poderes sobrenaturales para sanar enfermos, invocar espíritus del más allá, adivinar, convertirse en animal u objeto. Algunos se convertían en vacas, guajolotes, burros, perros, racimo de plátano, cochina, cojudos, búhos, lechuzas, etc. Se dice que eran seres crueles, pues cuando tomaban la forma de algún animal lo hacían para espantar a las personas de carácter débil, entre otras cosas.
La población era católica (no existía ninguna otra religión en la comunidad), pero por ser un poblado pequeño el sacerdote venía una vez por mes al poblado a oficiar misa y esta la hacían en latín. Como la población era muy devota, confiaban mucho en los santos a los cuales les pedían favores y si les concedían lo que pedían, prometían hacerle una velada o velorio. Durante la celebración del antes mencionado, se hacían dos rosarios, uno en la noche y otro en la madrugada, la gente cantaba alabanzas y así amanecían, otros hacían fandangos, pero en ambos casos el respeto era la base primordial.
Muchos cuentan viejas historias de los chaneques y duendes, algunos dicen que talvez sean aires o espíritus malos que se apoderan de algo o de alguien cuando no se encomiendan a Dios, otros por el contrario, no creen en ellos y se refieren a estos como meras suposiciones, pues sólo han oído mencionarlos mas nunca han tenido una experiencia propia.
Entre 1932 y 1936 finalmente la población tuvo su propia imagen de San Juan Bautista, pues antes las mayordomías sólo se hacían con la bandera de San Juan, no había ni una imagen de bulto del Santo, nada; sólo una bandera con la imagen del mismo y de un solo color (tipo estandarte), los señores Lamberto Patraca y Florentino Gracia, fueron quienes pagaron el traslado del santo a la comunidad.
Este santo fue nombrado el patrono del pueblo, la celebración de la fiesta de este comenzaba el 23 de junio y terminaba el 25 del mismo, durante esos días una familia se encargaba de organizar esta festividad (eran los mayordomos), tenían la obligación de velar al Santo durante dos noches y al siguiente día entregarlo a la iglesia, también debían darle de comer a todas las personas que llegaran a ver al santo, cualquiera podía llegar. Por las noches hacían fandangos, daban tamales para comer y como bebida café.
Durante la noche del primer fandango, cuando éste se encontraba en su máxima expresión salía el mayordomo acompañado por dos personas, para llevar a cabo el nombramiento del bando; el cual consistía en nombrar a las parejitas de novios a escondidas o a los que se andaban pretendiendo, para que durante el paseo del día siguiente anduvieran del brazo, de lo contrario tendrían que pagar una multa, o si no los negros (hombres pintados de negro y algunos disfrazados de mujeres, una embarazada, un doctor, de repente el hombre disfrazado de mujer embarazada se tiraba y simulaba un parto, mientras que el doctor la atendía, el negro pedía dinero para pagarle al doctor, y si las personas no daban dinero, los rodaban, los besaban o los desnudaban), les ponían un castigo.
Los negros eran parte muy importante de esta celebración, ellos caminaban en el paseo acompañando al Santo, pero por la parte de atrás, ellos vigilaban que las parejas que habían sido nombradas acudieran al paseo tal y como se les había dicho, de lo contrario les imponían una multa y si no la pagaban los rodaban en el tambor que traían tocando y azotaban sus látigos. Para rodarlos en el tambor, regularmente buscaban bajadas para que este rodara más fácilmente. El recorrido lo hacían por las tardes, en los caminos del pueblo, algunos a pie, otros en caballos, llevaban la imagen del Santo y una joven vestida como “la Adelita” (con falda larga, amplia y estampada, blusa blanca adornada, y listones de colores en el cabello) portaba la bandera con la imagen del santo.
Durante estas celebraciones cabían diferentes eventos como: carreras de caballos, que comenzaban a las 10 de la mañana y eran casi todo el día, montadas de toros, despescuezadas de gallo o patos. La última consistía en colgar gallos y/o patos en la calle y los hombres en sus caballos, pasaban corriendo y tenían que quitarle la cabeza a uno de estos animales, cuando lo lograba salía a todo galope hasta el fandango, los demás lo seguían y al llegar al lugar lanzaba con todas sus fuerzas la cabeza hacía la tarima, con la intención de manchar de sangre al acompañamiento y en especial a la bailadora. En los fandangos acostumbraban a galear a la bailadora.
Seguida de la fiesta de San Juan Bautista, llegaba la celebración de San Pedro y San Pablo, comenta la señora Salustia Rueda: “ni bien terminábamos una fiesta, enseguida lavábamos la ropa y nos la volvíamos a poner para la fiesta de San Pedro y San Pablo, nos la llevábamos de largo, ni se dormía en esos días”.
Pasada la fiesta de San Pedro y San Pablo, llegaba la de Santiago Apóstol que era la última mayordomía del año
Como la gente del pueblo se sostenía de la agricultura, la caza y la ganadería, podían acudir sin ninguna preocupación a estas celebraciones, pues no tenía compromisos con nadie más que con ellos mismos, se podía decir que eran libres en ese aspecto.
Por tal motivo, para muchos de la comunidad los lugares sagrados eran y siguen siendo la iglesia y el panteón, en donde descansan los restos de sus seres queridos.
2.3 Cultura
Durante la investigación se encontraron datos curiosos con respecto a cómo se celebraban las fiestas, en donde mencionaban que además de las tres mayordomías que realizaban se efectuaban las bodas y como era la relación Padre-Hijo.
La gente era muy cariñosa, los hijos muy obedientes, de lo contrario les pegaban muy fuerte con una raíz de totoloche. Lo mismo sucedía si se encontraban al padrino, al tío, abuelo y no lo saludaban, el saludo debía ser con los brazos cruzados y la cabeza gacha, si no lo saludaban de esa forma decían que era una falta de respeto de igual forma te acusaban recibiendo el castigo ya mencionado.
También cuando los adultos se encontraban platicando, los niños no podían estar presentes; pues les inculcaban que era de mala educación escuchar las pláticas de los mayores, y si algún menor interrumpía era seguro que cuando la visita se retiraba, recibiría golpes y regaños.
Algunos padres de familia tenían la costumbre de escupir cuando mandaban a sus hijos a realizar una diligencia, diciéndole que tenían que regresar a casa antes de que la saliva se secara; de no hacerlo así ya sabían que recibirían azotes con la tan conocida raíz de totoloche.
Las bodas se celebraban en Chinameca mientras que el acompañamiento esperaba a los novios en la entrada del pueblo frente al panteón con jaranas y caballos; para pasearlos por el pueblo.
Durante el festejo, se realizaba una actividad que le llamaban “pintar la mesa”, esto consistía en decir décimas, según el número de mesas que había, es decir, por cada mese debía de decirse una décima, si en la mesa había una muchacha, esta era la que debía pagar por la misma.
En cuanto a la comida, daban mole con arroz y en lugar de pastel daban manjar de arroz.
La novia acostumbraba llevar, damas de compañía que por lo regular usaba vestido de color lila, porque con ese color se identificaban como señoritas.
En cuanto a la vestimenta, no había nada que identificara a la región, es decir; no tenían ningún traje típico. Las mujeres usaban vestidos largos y amplios, los hombres por lo regular se vestían con camisas y pantalones de mezclilla, por ser más resistente. Usaban suecos (calzado de madera tipo sandalia, fabricados por la propia gente de la comunidad, que eran antideslizantes y además servían para bailar fandango), otros andaban descalzos.
Los ancianos de la comunidad cuentan, que ahí no había gente indígena y que por tal motivo, no se hablaba ninguna otra lengua que no fuera la castellana. Sin embargo; hay quienes piensan que por el significado del nombre del lugar, existieron personas que hablaban la lengua náhuatl, mas no lo pueden comprobar. A diferencia de este grupo de personas, las que dicen no había gente indígena lo aseguran porque no recuerdan a gente con estas características, pero recuerdan a sus abuelos y/o bisabuelos de origen cubano, africano y/o español.
2.4 Economía y Política
Desde la fundación de la comunidad hasta los años 1800 Acayúcan mantuvo la alcaldía mayor de esta provincia y de otras más. Para este tiempo la región estaba invadida de españoles y en la comunidad ya habían algunos, estos nuevamente quisieron apropiarse de las tierras, porque se sentían superiores y por ese mismo motivo nombraban a los campesinos en forma despectiva diciéndoles: chospín, corino, corsino, toscos, palurdos, insolentes, descorteses, puercos, etc…
El 1803 se da un pleito por las tierras comunales, esto se da debido al despojo de las mismas, y a la imposición del cobro de tributos por los españoles. Se vivieron varios motines y levantamientos armados de grupos indígenas y mulatos.
Durante la etapa de la revolución, existían dos grupos armados: los rebeldes y los bandoleros. Los rebeldes apoyaban a la revolución, en su camino se llevaban a las mujeres que les gustaban e invitaban a los hombres a unirse a la guerrilla, a los que no aceptaban unirse los colgaban. Los bandoleros atacaban a la población con garrotes, flechas, machetes, les robaban sus pertenencias; también a las mujeres. El pueblo tuvo que refugiarse en Chinameca, en donde muchas mujeres dieron a luz. La gente confundía a ambos grupos, creían que todos eran rebeldes y a todos los nombraban igual. Ante tal situación el gobierno intervino, dándoles garantías a los rebeldes; quienes desearon reclutarse lo hicieron, y quienes decidieron regresar a sus lugares de origen lo hicieron libres de culpa.
Para el año 1915 se fundó la primera escuela primaria, la cual estuvo instalada en donde actualmente se encuentra ubicada la iglesia católica, posteriormente en el año de 1937, los señores Flumencio Patraca, Isidoro Morales, Aristeo Baeza, Pedro González y Francisco Vargas promovieron el cambio de ubicación de la escuela primaria; y es a ellos a quien se les atribuye la fundación de la misma, porque a partir de ese tiempo ya empezó a funcionar con regularidad. Los primeros profesores fueron: Llanito Padua, Raymundo Jiménez y Antonio Jáuregui. Pero es hasta el año 1968 cuando se inaugura oficialmente con el nombre de “José María Morelos y Pavón”.
“El territorio era común, no había aparcelamiento; más tarde hubo pequeños propietarios y al hacerse el ejido, estos quedaron dentro de él. Para el poblado de Chacalapa donaron tres propiedades: una fue del señor Juan Valencia, otra de Romero Rubio y la última era propiedad de la compañía mexicana de Bienes Inmuebles S.A. Estas donaciones aparecen en la Resolución Presidencial del 24 de enero de 1934, misma que sigue vigente”.
Este santo fue nombrado el patrono del pueblo, la celebración de la fiesta de este comenzaba el 23 de junio y terminaba el 25 del mismo, durante esos días una familia se encargaba de organizar esta festividad (eran los mayordomos), tenían la obligación de velar al Santo durante dos noches y al siguiente día entregarlo a la iglesia, también debían darle de comer a todas las personas que llegaran a ver al santo, cualquiera podía llegar. Por las noches hacían fandangos, daban tamales para comer y como bebida café.
Durante la noche del primer fandango, cuando éste se encontraba en su máxima expresión salía el mayordomo acompañado por dos personas, para llevar a cabo el nombramiento del bando; el cual consistía en nombrar a las parejitas de novios a escondidas o a los que se andaban pretendiendo, para que durante el paseo del día siguiente anduvieran del brazo, de lo contrario tendrían que pagar una multa, o si no los negros (hombres pintados de negro y algunos disfrazados de mujeres, una embarazada, un doctor, de repente el hombre disfrazado de mujer embarazada se tiraba y simulaba un parto, mientras que el doctor la atendía, el negro pedía dinero para pagarle al doctor, y si las personas no daban dinero, los rodaban, los besaban o los desnudaban), les ponían un castigo.
Los negros eran parte muy importante de esta celebración, ellos caminaban en el paseo acompañando al Santo, pero por la parte de atrás, ellos vigilaban que las parejas que habían sido nombradas acudieran al paseo tal y como se les había dicho, de lo contrario les imponían una multa y si no la pagaban los rodaban en el tambor que traían tocando y azotaban sus látigos. Para rodarlos en el tambor, regularmente buscaban bajadas para que este rodara más fácilmente. El recorrido lo hacían por las tardes, en los caminos del pueblo, algunos a pie, otros en caballos, llevaban la imagen del Santo y una joven vestida como “la Adelita” (con falda larga, amplia y estampada, blusa blanca adornada, y listones de colores en el cabello) portaba la bandera con la imagen del santo.
Durante estas celebraciones cabían diferentes eventos como: carreras de caballos, que comenzaban a las 10 de la mañana y eran casi todo el día, montadas de toros, despescuezadas de gallo o patos. La última consistía en colgar gallos y/o patos en la calle y los hombres en sus caballos, pasaban corriendo y tenían que quitarle la cabeza a uno de estos animales, cuando lo lograba salía a todo galope hasta el fandango, los demás lo seguían y al llegar al lugar lanzaba con todas sus fuerzas la cabeza hacía la tarima, con la intención de manchar de sangre al acompañamiento y en especial a la bailadora. En los fandangos acostumbraban a galear a la bailadora.
Seguida de la fiesta de San Juan Bautista, llegaba la celebración de San Pedro y San Pablo, comenta la señora Salustia Rueda: “ni bien terminábamos una fiesta, enseguida lavábamos la ropa y nos la volvíamos a poner para la fiesta de San Pedro y San Pablo, nos la llevábamos de largo, ni se dormía en esos días”.
Pasada la fiesta de San Pedro y San Pablo, llegaba la de Santiago Apóstol que era la última mayordomía del año
Como la gente del pueblo se sostenía de la agricultura, la caza y la ganadería, podían acudir sin ninguna preocupación a estas celebraciones, pues no tenía compromisos con nadie más que con ellos mismos, se podía decir que eran libres en ese aspecto.
Por tal motivo, para muchos de la comunidad los lugares sagrados eran y siguen siendo la iglesia y el panteón, en donde descansan los restos de sus seres queridos.
2.3 Cultura
Durante la investigación se encontraron datos curiosos con respecto a cómo se celebraban las fiestas, en donde mencionaban que además de las tres mayordomías que realizaban se efectuaban las bodas y como era la relación Padre-Hijo.
La gente era muy cariñosa, los hijos muy obedientes, de lo contrario les pegaban muy fuerte con una raíz de totoloche. Lo mismo sucedía si se encontraban al padrino, al tío, abuelo y no lo saludaban, el saludo debía ser con los brazos cruzados y la cabeza gacha, si no lo saludaban de esa forma decían que era una falta de respeto de igual forma te acusaban recibiendo el castigo ya mencionado.
También cuando los adultos se encontraban platicando, los niños no podían estar presentes; pues les inculcaban que era de mala educación escuchar las pláticas de los mayores, y si algún menor interrumpía era seguro que cuando la visita se retiraba, recibiría golpes y regaños.
Algunos padres de familia tenían la costumbre de escupir cuando mandaban a sus hijos a realizar una diligencia, diciéndole que tenían que regresar a casa antes de que la saliva se secara; de no hacerlo así ya sabían que recibirían azotes con la tan conocida raíz de totoloche.
Las bodas se celebraban en Chinameca mientras que el acompañamiento esperaba a los novios en la entrada del pueblo frente al panteón con jaranas y caballos; para pasearlos por el pueblo.
Durante el festejo, se realizaba una actividad que le llamaban “pintar la mesa”, esto consistía en decir décimas, según el número de mesas que había, es decir, por cada mese debía de decirse una décima, si en la mesa había una muchacha, esta era la que debía pagar por la misma.
En cuanto a la comida, daban mole con arroz y en lugar de pastel daban manjar de arroz.
La novia acostumbraba llevar, damas de compañía que por lo regular usaba vestido de color lila, porque con ese color se identificaban como señoritas.
En cuanto a la vestimenta, no había nada que identificara a la región, es decir; no tenían ningún traje típico. Las mujeres usaban vestidos largos y amplios, los hombres por lo regular se vestían con camisas y pantalones de mezclilla, por ser más resistente. Usaban suecos (calzado de madera tipo sandalia, fabricados por la propia gente de la comunidad, que eran antideslizantes y además servían para bailar fandango), otros andaban descalzos.
Los ancianos de la comunidad cuentan, que ahí no había gente indígena y que por tal motivo, no se hablaba ninguna otra lengua que no fuera la castellana. Sin embargo; hay quienes piensan que por el significado del nombre del lugar, existieron personas que hablaban la lengua náhuatl, mas no lo pueden comprobar. A diferencia de este grupo de personas, las que dicen no había gente indígena lo aseguran porque no recuerdan a gente con estas características, pero recuerdan a sus abuelos y/o bisabuelos de origen cubano, africano y/o español.
2.4 Economía y Política
Desde la fundación de la comunidad hasta los años 1800 Acayúcan mantuvo la alcaldía mayor de esta provincia y de otras más. Para este tiempo la región estaba invadida de españoles y en la comunidad ya habían algunos, estos nuevamente quisieron apropiarse de las tierras, porque se sentían superiores y por ese mismo motivo nombraban a los campesinos en forma despectiva diciéndoles: chospín, corino, corsino, toscos, palurdos, insolentes, descorteses, puercos, etc…
El 1803 se da un pleito por las tierras comunales, esto se da debido al despojo de las mismas, y a la imposición del cobro de tributos por los españoles. Se vivieron varios motines y levantamientos armados de grupos indígenas y mulatos.
Durante la etapa de la revolución, existían dos grupos armados: los rebeldes y los bandoleros. Los rebeldes apoyaban a la revolución, en su camino se llevaban a las mujeres que les gustaban e invitaban a los hombres a unirse a la guerrilla, a los que no aceptaban unirse los colgaban. Los bandoleros atacaban a la población con garrotes, flechas, machetes, les robaban sus pertenencias; también a las mujeres. El pueblo tuvo que refugiarse en Chinameca, en donde muchas mujeres dieron a luz. La gente confundía a ambos grupos, creían que todos eran rebeldes y a todos los nombraban igual. Ante tal situación el gobierno intervino, dándoles garantías a los rebeldes; quienes desearon reclutarse lo hicieron, y quienes decidieron regresar a sus lugares de origen lo hicieron libres de culpa.
Para el año 1915 se fundó la primera escuela primaria, la cual estuvo instalada en donde actualmente se encuentra ubicada la iglesia católica, posteriormente en el año de 1937, los señores Flumencio Patraca, Isidoro Morales, Aristeo Baeza, Pedro González y Francisco Vargas promovieron el cambio de ubicación de la escuela primaria; y es a ellos a quien se les atribuye la fundación de la misma, porque a partir de ese tiempo ya empezó a funcionar con regularidad. Los primeros profesores fueron: Llanito Padua, Raymundo Jiménez y Antonio Jáuregui. Pero es hasta el año 1968 cuando se inaugura oficialmente con el nombre de “José María Morelos y Pavón”.
“El territorio era común, no había aparcelamiento; más tarde hubo pequeños propietarios y al hacerse el ejido, estos quedaron dentro de él. Para el poblado de Chacalapa donaron tres propiedades: una fue del señor Juan Valencia, otra de Romero Rubio y la última era propiedad de la compañía mexicana de Bienes Inmuebles S.A. Estas donaciones aparecen en la Resolución Presidencial del 24 de enero de 1934, misma que sigue vigente”.
Buen día, necesito la historiografia en la que se basaron para redactar este articulo, por favor. Excelente trabajo, mis respetos!
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